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Mostrando entradas de agosto, 2023

Como mi padre

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Alguien que nos conoce un poco: “Eres igual que tu padre” Mi padre automáticamente: “Sí, sobretodo en el pelo” Mi padre no ve mi blog aunque sabe de su existencia. Dudo que llegue a leer esto pero hoy quiero que le conozcáis a través de mí.  Os anticipo que es por mi padre que creo en Dios. Y os anticipo, también, que sé que Dios creó a mi padre para que él fuera el reflejo vivo de Su Amor por mí. De pequeña mi padre siempre me recordaba que su objetivo en la vida era que yo fuera buena, libre y feliz. Lo tengo grabado a fuego: buena, libre y feliz. Siempre me ha exigido con afecto la excelencia porque ha visto en mí un alma libre con gran potencial. Y se enfada cuando ve lo que podría llegar a ser y no soy todavía. Hoy mi padre cumple años y lo cierto es que si tengo algo bueno hoy es en gran parte por él y lo malo que tengo es en gran parte por no haberle hecho caso (todavía).    Ser su primera hija es mi mayor orgullo. Cuando nos conocen a ambos me dicen en seguida que tengo tu cora

Cumplir los propósitos

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Cuando tomas una decisión la tomas tú siendo tú y no tú en esas circunstancias. Pero las circunstancias existen y llega febrero y empiezas a flaquear con tus propósitos de año nuevo… Y de nuevo el curso escolar y volvemos a ver luz al llegar septiembre ¿y si me planteo, de nuevo, propósitos? ¿Esta vez lo voy a poder conseguir? Quizá tengamos que integrar, en nuestros intentos por vivir, la realidad de los fracasos, pequeños o grandes, que hacen difícil ese deseo de crecer que también pugna en nosotros. Quizá haga falta detenernos, cuando en Diciembre, antes de terminar el año, digamos “esto empecé y ya lo he dejado”, cuál es el motivo por el que lo he dejado. Hacernos cargo de nuestras ausencias, de nuestros cansancios, de nuestros abandonos, es también hacernos cargo de nosotros mismos, y un requisito imprescindible para seguir creciendo. Porque la ilusión con que comienzas los propósitos de septiembre pasará. Pero las ganas de vivir de verdad, la esperanza de que la vida sea lo que q

Amigos a pesar de mí

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Esta mañana me he despertado como muy consciente de lo afortunada que soy por tener los amigos que tengo. El otro día un amigo mencionó un libro titulado “Como hacer amigos e influir sobre las personas” y lo cierto es que no lo he leído y no creo que vaya a hacerlo. Sin haberlo leído, desde mi desconocimiento y juzgando solo el título, ese hacer amigos me suena a ganar amigos. Y por mi corta experiencia en esto de la amistad (aunque sí puedo decir que me enorgullece tener algún amigo desde hace casi 26 años) me cuesta equiparar la conquista con la amistad.  De hecho, esa idea me recuerda un poco a lo que sugiere el capítulo “Nosedive” de Black Mirror donde la protagonista, como cualquiera de nosotros, tiene sed de ser mirada, aprobada y, en definitiva, querida. Y está dispuesta a todo con tal de tener esa aprobación por parte de las personas que la rodean. Cuando entramos en esa lógica, que es muy fácil entrar en ella, vivimos extremadamente condicionados, no elegimos libremente nuestr

Que vea, que sea

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Que vea y que sea. Cada vez tengo más la conciencia de que nada de lo que hacemos es indiferente. De que cada acción u omisión nos edifica o nos destruye. O nos hace más nosotros o nos hace más anónimos. No me refiero tanto a que si el hacer algo nos acerca o aleja de nuestras metas o propósitos sino que en cada cosa que hacemos o dejamos de hacer nos acercamos o nos alejamos más a lo que en verdad debemos ser. Pensaba estos días mucho sobre mi identidad y la belleza de descubrir que tengo una configuración que me habla de quién soy. Una esencia que de forma misteriosa se me va revelando en mis situaciones más cotidianas y casi siempre a través de las reacciones de mi corazón. Al leerlas bien tenemos como pequeños despertares y esa buena lectura tiene que ver con mi mirada hacia la realidad. Por eso a mí me ayuda mucho parar para tomar conciencia, para coger aire, para centrar el foco y ser presente, para ver a casi cada acción que estoy a punto de hacer si eso me edificará o no y redi

"Aún no has visto nada"

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He estado de nuevo en una escapada de Hakuna y vuelvo a decir que es como un pequeño master de vida. Tras un año con horarios, rutinas, días planificados casi al minuto y poco margen a la improvisación que se aleja de mi control, me he embarcado en una aventura con más jóvenes en Marruecos. Las condiciones físicas en las que suelo vivir mi día a día son de lo más confortables. Ante cualquier situación con un poquito de inseguridad o incomodidad física tengo a la vista un alivio fácil, un hogar al que acudir. Las condiciones en las que hemos vivido estos días podrían parecer de lo menos atractivas para cualquier con ganas de disfrutar de las vacaciones. Hemos hecho largas caminatas bajo un sol de justicia a más grados de los que puedo recordar, hemos disfrutado de dos gotitas de agua caliente que a penas daban sensación de saciedad, hemos usado vasos como cuchara cuando comíamos o hemos comido, directamente, con las manos. Hemos cocinado a contra reloj para trescientos. Hemos sentido la

No es tan difícil

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A ver como digo esto sin que se me malentienda. Lo que quiero decir es que de un tiempo hacia aquí he visto claro que vivir no es tan difícil por mucho que lo pueda parecer. Sé que por esta pantallita puede parecer que vivo una vida donde aparentemente todo está bien. «¡Qué suerte esta chica!» pensarán algunos. Y sin dar muchos rodeos, sí, tengo mucha suerte pero no por lo que pueda parecer. Los que me conocen de siempre saben bien que mi contexto no ha sido siempre ni es a día de hoy de color de rosa. Durante años he luchado por mejorar el contexto en el que estaba para que se convirtiera en aquel que mi corazón reclamaba, en aquel que yo merecía. Quizá no se notaba externamente pero luchaba con todo y contra todo porque yo merecía unos padres ideales, unos abuelos ideales, unos amigos ideales, una casa ideal en un barrio ideal, un cuerpo ideal, unas vacaciones ideales, una hermana ideal, una historia ideal, una vida ideal. Me frustraba, indignaba y me parecía muy injusto que yo no tu

Cuando mi madre me pone nerviosa

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Después de muchos años, este verano mi madre me ha vuelto a poner nerviosa.  Y es que mi madre cuando está feliz no sabe medir su euforia. Es capaz de entrar en bucle contando historias que le parecen graciosas, regañar entre risas y con acento andaluz sin motivo alguno, cantar canciones antiguas que según ella tienen relación con lo que estamos viviendo, reírse sola de la nada por cosas que pasan por su cabeza e incluso a carcajadas de las bromas de mi padre o ponerse a hablar de forma simpática con cualquier persona de la calle porque sí.  Siendo ella fan del sandwich de nata hacía tiempo que no la veía disfrutar tanto comiéndose uno. Y siendo ella una enamorada del sol hacía tiempo que no la veía tan relajada tumbada en su toalla. Le he escuchado cantar y visto bailar mientras cocinaba en la cocina de mi abuela, le he visto oler con detenimiento la dama de noche de mi abuelo y le he visto sonreír ante la foto de mi tia. Sin melancolía, solo con agradecimiento y paz. Parece que por f