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Mostrando entradas de mayo, 2024

Esperar al amor en el banquillo

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Me encuentro constantemente hablando con amigos que dicen estar solteros desde hace mucho tiempo. Sin embargo, ¿verdaderamente lo están? ¿Es estar soltero pasar la semana entretenido entre estudios, trabajo, deporte y amigos y salir el fin de semana y tontear o besarse con alguien de forma sistemática? (digo besar porque me repugna la idea de “pillar” o “liarse” porque separa el hecho de la persona y no puede separarse por mucho que queramos, ese es otro tema). Yo creo que no. Vivir una buena soltería no es estar solo a nivel de compromiso pero actuar como un mendigo afectivo o dependiente emocional. ¿Verdaderamente un soltero que va teniendo “líos” por la experiencia y las emociones positivas que eso le genera está viviendo su soltería enfocandose en el amor? Creo verdaderamente que actuar así es muy frecuente en nuestro tiempo y es señal, precisamente, de no saber estar solo por mucho que no afiance compromiso con alguien. Alguien podrá decirme que quizá es que con ninguno/a ha cuaja

Cuando el Cielo me coja por sorpresa

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De verdad que hay días, como hoy, en los que me voy a dormir sin dar crédito a que mis abuelos ya no estén. No me puedo creer que la vida siga sin ellos. Que mi vida siga sin ellos. No puedo hablarles de mis nuevos amigos ni ponerles la canción que no paro de escuchar, tampoco hablarles del chico que me gusta o de lo bueno que estaba eso que he cocinado. No puedo llevar flores a mi abuela, leerle a mi abuelo o responder sus curiosas preguntas y adivinanzas. Ni escuchar el tac tac de la válvula del corazón de mi abuela ni la risa infinita de mi abuelo. No puedo sentir sus caricias ni ver sus miradas de ilusión cuando me presento por sorpresa. Mi ropa ya no huele a sus perfumes tras esos abrazos. Hasta que un día me presente por sorpresa en el Cielo y pueda volver a ver sus rostros amorosos. Mi abuela dejará de cocinar para darme un gran abrazo y mi abuelo, que estará cantando alguna copla, la cantará más fuerte para dedicármela a mí. Querrán escuchar todas mis hazañas y yo querré escuch

There is no person B

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Veo constantemente el lema de una marca que me hace pensar: “Because there is no planet B” (porque no hay planeta b). Y, efectivamente, pienso, ese lema está en lo cierto, no existe otro mundo donde vivir y debemos cuidar y custodiar la creación como el maravilloso y milagroso regalo que es para nosotros. Y seguidamente eso me hace pensar en la idea “because there is no person B” (porque no hay persona b) que también recoge una gran verdad que olvidamos con demasiada agilidad. Me da igual si es el portero, el conductor del autobús, el director de tu oficina bancaria o tu abuela. Esa persona es única e irrepetible, es un milagro y no existe la B. Muchas veces he escuchado decir: “No cruces los océanos por alguien que no cruzaría un charco por ti”. Y me he planteado que ese es un buen consejo. Sin embargo me rebelo y pienso que no. Hazlo. Cruza los océanos por la gente. Ama a todas las personas. Sin condiciones ni miramientos. No te preguntes constantemente si valen la pena o no. La vale

Mirarnos más el ombligo

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Rescatando un texto que escribí hace tiempo… Si nos miraramos más el ombligo viviríamos más agradecidos, más tranquilos y más en verdad. No hay nada que me parezca más bonito y verdadero que ser en relación con alguien.  Que tu definición sea la relación con alguien que te precede, que te ha primereado, cuidado y dado la vida no solo es verdad sino que nos hace mucho bien recordarnos así. Que mi madre me presente diciendo “es mi hija” no me quita valor, me lo reafirma.  Soy en relación con ella. Soy por ella. Recordar que esa  relación es constitutiva de quien soy y forja mi identidad me hace ganar en libertad. Soy en relación con otro y esa es mi verdad.  Mi ombligo me lo recuerda cuando me lo miro. Mirarse el ombligo, más que un gesto característico del narcicista puede ser un gesto revolucionario en nuestro tiempo. Ese gesto puede llamarte a la gratitud por recordarte que eres gracias a que alguien te abrazó en su seno. Ese gesto puede recordarte que estuviste más de 9 meses dependi

La belleza llama a la belleza

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Ayer cumplí uno de mis mayores sueños. Escuché en directo la voz de Andrea Bocelli.  La suya ha sido una de las voces de mi infancia, era la banda sonora de nuestro hogar casi todos los domingos por la mañana porque mis padres tienen un gusto musical exquisito. Así que ayer cumplí el sueño de escucharle en vivo. Pero fue algo agridulce, me faltaban ellos. Disfrutar sin ellos de algo que siempre hemos compartido juntos no es disfrutarlo de verdad, a cada nota les hubiese querido a mi lado. En cualquier caso, deleitarme con la belleza de la voz de Andrea fue algo precioso. Su voz debe parecerse a la de Dios. La elegancia y la clase de Andrea y su espectáculo están a la altura de su alta visión de la vida. No solo es un espectáculo dignísimo sino que es bello y sublime sin un ápice de mediocridad porque Andrea es un hombre que ama. El arte y la belleza son algo serio y el trabajo también y alguien que se toma la vida en serio toma también a su audiencia en serio, tratándola como a persona