Dónde miramos en verano

Estamos en verano, hace más calor y toda la ropa nos molesta. Por ello nos vestimos con menos ropa. Hasta aquí todos de acuerdo. Pero hay algo más. El mundo de la belleza pone énfasis en la mujer porque en nuestro corazón hay un deseo muy bonito de ser miradas. Nos encanta sentirnos miradas y también reconocidas y aprobadas en esa mirada. No digo que nos vistamos para que nos digan "qué guapa estás" pero sí que es cierto que cuando nos lo dicen algo en nosotras se despierta y hace que nos sintamos afirmadas y reconocidas. Las mujeres sabemos que a los hombres les gusta vernos guapas y que, en cierto modo, si nos ven guapas descubren en nosotras un don precioso que proteger y servir. Nos encanta vernos guapas y que los hombres nos vean guapas. También, como somos muy listas, sabemos por experiencia que los hombres son más visuales y que se fascinan cuando nos sacamos partido. Y eso, que es algo maravilloso: tener el poder de suscitar un deseo de comunión tan puro en un hombre, también nos puede jugar malas pasadas. Por un lado, muchas mujeres, en ese deseo de ser miradas y afirmadas nos aferramos a esa idea de vestirnos para seducir, avocando a los hombres más débiles a que nos miren como un objeto que consumir y me atrevo a decir depravar en lugar de una persona que es un don en sí mismo digna de amor. Como mujer, quiero que me vean con toda mi dignidad y no quiero "engañar" a los hombres para captarles y lograr su atención para algo que en el fondo no quiero. Por otro lado, esto os lo digo a los hombres, creo que esto no va solo de nosotras. Vosotros tenéis la misma responsabilidad en ese cuidado de la mirada de la muier. Debéis entrenaros para poseeros a vosotros mismos, ser fuertes y mirar a los ojos a las muieres por muchas distracciones que hava porque verdaderamente a menos ropa, más despierto está el anhelo de ser amadas. "Quiéreme cuando más empoderada parezca porque será cuando más lo necesite". Y, ante todo, normalidad y caridad sin perder de vista que mi cuerpo es un don de Dios, es algo que soy, es templo del espíritu santo y que como miran a mi cuerpo me miran a mí y como muestro mi cuerpo es como me muestro a mi misma. Miremos a los ojos y ayudemos a que nos miren a los ojos.




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