La vida... ¡me encanta!

Vida.


Como son las cosas...


Ayer madrugué tras haber dormido 3 horas para coger un vuelo a casa a primera hora de la mañana. Me cuestan mucho las despedidas y más cuando he estado en el Cielo con personas maravillosas a las que quiero muchísimo y con las que me siento en casa. Aún así, tenía ganas de volver con mi familia, ver a mis abuelos y ya tenía todo mi día planificado.


Llego al control del aeropuerto soñando con la siesta que me voy a hacer en el avión y empiezan lo que creía que eran infortunios. Mi vuelo se ha cancelado y Ryanair solo me permite volar al día siguiente. Tras intentar que me solucionaran algo en la ventanilla de Ryanair y sin éxito, decido comprar un vuelo con Vueling para esa misma noche y, como consecuencia, se me "regala" un día más en ese trocito de Cielo con esas personas que son casa. Estoy tan cansada que paso de pensar en mi contraseña de Vueling y lo compro sin entrar en mi cuenta.  Selecciono solo ida de Mahón a Barcelona y compro el billete para la noche (los otros están llenos). Cojo la opción Priority ya que en teoría me lo paga Ryanair y hago el Check In. Llego a casa de mis buenos amigos que han vuelto a recogerme al aeropuerto. Tengo que poner reclamación a Ryanair para recibir devolución del vuelo que nunca salió, compensación y que me abonen el precio del billete de Vueling que he tenido que comprar y me encuentro con que todo son problemas con los formularios online... por lo que, tras un buen rato, desisto, termino rindiéndome y ayudando al primo de mis amigos ,que está aplicando para ofertas de trabajo, a traducir su curriculum. Comemos otra vez en familia y pasamos una tarde estupenda, vamos en lancha y, como siempre, hago fotos y vídeos a todo lo que me maravilla que es prácticamente todo. Dejo el móvil, me lanzo al mar, hago snorkel, alucino con los peces y al volver a la lancha mi móvil ha muerto sin previo aviso y dejando de funcionar por completo. Llegamos a casa de mis amigos para coger todo e ir al aeropuerto. Vamos a intentar hacer el Check In allí porque al haber hecho la compra sin entrar en mi cuenta de Vueling no tengo ni email de confirmación ni número de reserva. La chica del Check In no encuentra que yo haya hecho Check In para un vuelo de ese día. Descubre que el billete que he comprado es para dentro de dos días... supongo que al deseleccionar ida y vuelta y coger solo ida, con el cansancio, lo hice mal y no me di cuenta. Debo cambiar mi billete para poder salir esa noche. Nos da el número de reserva para poder cambiar el vuelo. Conseguimos cambiar el vuelo pero pagando 10€ y no tenemos ni mis amigos ni yo tarjeta en ese momento… la mía no la tengo físicamente y la uso con el móvil siempre... móvil que está roto y no responde. Por no sé que motivo, recordamos que mi amiga tiene foto de mi tarjeta en su móvil y eso nos salva y podemos cambiar el vuelo. Puedo volar esa noche. Me despido por última vez de mis amigos y, confiando que pueda avisar a mi padre para que me recoja en el aeropuerto, me dirijo al control. Al pasar el control, que ha sido precipitado por no sé que ajetreo con unos pasajeros que están delante de mí, tengo que esperar dos horas y me encuentro a un amigo de mi ciudad que resulta que me encontré también en las fiestas de hace unos días, fiestas en las que acabé del revés e incluso perdí el móvil que luego recuperé. El caso es que menos mal que me encontré a mi amigo porque tiene móvil y eso puede ser clave para avisar a mi padre de cuando me tiene que recoger. Allí, hablando con su amigo que le acompaña, nos damos cuenta de que su madre es mi doctora de toda la vida. Cogen el vuelo anterior al mío y tras despedirme de ellos me doy cuenta de que me he olvidado mi ordenador y móvil (que no funciona) en el control, el que había sido precipitado. Voy corriendo hacia allí y al preguntar me dicen que me lo habían guardado y que es un milagro que nadie lo hubiese cogido. 


Cojo el vuelo, me duermo y aterrizamos. Al llegar, cerca de la 1 de la mañana, salgo de la terminal y ahí están, me esperan mi hermana y mi padre para ir a casa... por fin, pienso, ya en casa... y, todo lo que había empezado por un vuelo cancelado de Ryanair ha terminado.


Me despierto por la mañana en mi cama y tras poner lavadoras decido ir a Apple a ver si tiene solución mi teléfono ya que nada en el mundo me hace más ilusión que recuperar esas fotos y vídeos de esos días tan felices. Nada que hacer, móvil muerto, todo perdido. Ni contactos, ni fotos, ni nada.

Abro instagram desde mi ordenador y veo una solicitud de mensaje que me dice que llame a un número que es del Aeropuerto de Mahón. Llamo pero no me cogen. Recibo otro mensaje y me dice que es un Policía Nacional que se ha intentado poner en contacto conmigo porque han encontrado en el aeropuerto mi DNI y me han buscado en google y al ver mi instagram me han escrito por ahí. No sé ni como pude volar sin DNI, supongo que estaba tan cansada que cogí el carné de conducir sin darme cuenta y les valió. Tengo que encontrar la forma de contactar con mis amigos menorquines pero no tengo contactos y recuerdo que tengo el curriculum de Alex (el primo de mis amigos) donde aparece su teléfono por haberle ayudado al desistir de reclamar a Ryanair. Recuerdo también que en su día me dió por anotar en una agenda física todos los contactos. Finalmente logro contactar con mi amigo que es más bueno que el pan y me dice que irá a recoger el DNI al aeropuerto de Mahón…


Y, lo fuerte es que si todo esto ha sucedido es porque hace algo más de un año decidí ir a Porto a visitar a mi amiga Teresa de Madrid que vivía en allí tras aceptar una oferta de trabajo en la firma Parfois. Cuadramos las fechas y me planté en Portugal un fin de semana con mi amiga del alma. Una noche no sabíamos si salir e ir a tomar algo junto con su amiga portuguesa, Claudia, al final nos decidimos y, tras dar varias vueltas y contemplar varios bares, nos sentamos en la terraza de un bar al azar. Resultó que nos echaron de él pronto por la normativa del Covid y nos sirvieron los que nos quedaba de vino en un vaso de plástico que nos tomamos de pie en la calle. Estando así, hablando con ellas, se nos acercó un chico desconocido a saludarme que resultaba que me conocía de instagram. Él era menorquín y estaba de paso en Porto con unos amigos, yo justo iba a Menorca en 3 semanas así que como nos caímos bien nos dimos los contactos. Estando en Menorca nos hicimos amigos y conocí también a su hermana que resultó estudiar en Barcelona. Tras mis vacaciones en Menorca nos hicimos más y más amigos tanto del menorquín de Portugal, Javier, como de su hermana, Maria Luisa, que es maravillosa. Y, es por ese encuentro en una calle de Portugal y porque un día Dios decidió tocar mi corazón y yo compartirlo con el mundo a través de la ventanita que es una red social, y porque mi amiga Teresa decidió trabajar en Porto y yo ir a visitarla, y porque un día coincidí con Teresa y nos hicimos amigas, y porque... podría alargar muchísimo las condiciones que se han dado para que hoy escribo todos estos “infortunios” que me han sucedido. Infortunios que, viéndolos con perspectiva, son una bendición de Dios y son, en definitiva, la vida.



La vida… ¡me encanta!




Comentarios

Entradas populares de este blog

Esperar al amor en el banquillo

La Ceremonia de los JJOO a ojos del creador de Puy du Fou

Amigos a pesar de mí