Accende lumen sensibus
Accende lumen sensibus.
Enciende la luz de mis sentidos.
Eres libre cuando eres tú.
Sentirás que nada te sacia. Y tienes sed de estar saciado. Sin embargo, buscas más y más. Más experiencias, más viajes, más bebida, más emoción, más contacto físico y nada te sacia. Nada te llena. Nada te hace más tú. Y cuanto más otras cosas, menos tú. Y cuanto más te llenas más te falta. Los excesos acaban con tu humanidad, acaban con tu yo. Parece que llenan pero te arrebatan todo. La sensibilidad, el control, el asombro. Te sacan de vivir tu vida. Manchan tu existencia haciéndote ver que tu vida está en lo extraordinario. Y un día te encuentras buscando y apreciando solo lo extraordinario y no eres feliz. Has dejado de vivir tú, estás fatigado, cansado.
Para...
¿Y si vuelves al inicio? Punto de partida ¿Y si vuelves a ti? ¿Y si vuelves donde estabas cuando pensabas que te faltaba todo? ¿Y si te atreves a ser tú y ya? ¿Has pensado que quizás es en tu realidad donde te encuentres de verdad? Quizá no hacia falta aislamiento ni buscar fuera...
Soy yo cuando me quito de mí todo lo que no soy yo. Cuando vivo con realismo, sin ficciones, con verdad, cuando confío. Cuando vivo así nada cansa. Soy yo. Soy libre. Disfruto de cada relación, de cada instante, de cada momento. Huyo de los mundos imaginarios, del pasado, del futuro, de ls amenazas, de lo que piensan o pensarán, de lo que esperan de mí. No dejes que los mundos imaginarios te impidan vivir el ahora. Ahora estoy aquí. Ser y estar donde estoy, nada más. Nada más real, nada más verdad, nada más cristiano que recuperar nuestras relaciones básicas. Estamos llamados a ser maestros del vivir. Del vivir en la cotidianidad. Sencillamente vivir, vivir mi vida en su totalidad. Tengo una existencia digna de ser vivida. No me hacen falta cartógrafos del corazón humano. Todo es extraordinariamente simple, sencillo.
No hace falta ir a buscar nada que no tenga. En mi vida real está todo. Dios se encarga, si le dejo, de transfigurar lo que tengo, lo hará nuevo. Y en esa realidad transfigurada, por su presencia, todos mis deseos se ven saciados. Todo mi deseo de Dios, todo mi deseo de vivir, todos mis deseos humanos. Con Él todos mis deseos quedan saciados con mi propia realidad, con mi propia Vida. Yo solo tengo que Vivir.
Que mis sentidos puedan vivir libremente en mí. Mi vista, mi oido, mi olfato, mi tacto...
Que me crea que con Su soplo Vivo.
Que Le deje hacer en mi interior porque el espíritu de Dios vivo en mí me permite ver lo divino en lo humano. Me permite tocar a Dios en el paisaje, en la sonrisa, en la mirada, en el trabajo, en el sufrimiento.
Con ello me doy cuenta de que lo más espiritual sucede en lo más corpóreo. En la realidad más tuya. Más ordinaria.
Benditos sean los instantes, y los milímetros y las sombras de las cosas pequeñas.
Que nos tomemos en serio nuestra humanidad, nuestra realidad, nuestra pequeñez. Que reconozcamos el valor infinito el del momento presente. El valor de ser yo sin añadidos ni ornamentos. El valor de dejar que Dios actúe en mí y en mi realidad de forma libre para hacerme libre.
Soy libre cuando soy yo.
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