Juguetes y mantas. Panes y peces.
“En aquel tiempo, Jesús vio una multitud y le dio lástima de ellos, porque andaban como ovejas sin pastor; y se puso a enseñarles con calma. Cuando se hizo tarde se acercaron sus discípulos a decirle: Estamos en despoblado, y ya es muy tarde. Despídelos, que vayan a los cortijos y aldeas de alrededor y se compren de comer. Él les replicó: Dadles vosotros de comer. Ellos le preguntaron: ¿Vamos a ir a comprar doscientos denarios de pan para darles de comer? Él les dijo: ¿Cuántos panes tenéis? Id a ver. Cuando lo averiguaron le dijeron: Cinco, y dos peces.
Él les mandó que hicieran recostarse a la gente sobre la hierba en grupos. Ellos se acomodaron por grupos de ciento y de cincuenta. Y tomando los cinco panes y los dos peces, alzó la mirada al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y se los dio a los discípulos para que se los sirvieran. Y repartió entre todos los dos peces. Comieron todos y se saciaron, y recogieron las sobras: doce cestos de pan y de peces. Los que comieron eran cinco mil hombres”.
Marcos (6,34-44)
Este es el Evangelio de hoy, día 8 de enero de 2019: el milagro de la múltiplicación de los panes y los peces. Parece una locura, ¿verdad? Inconcebible para cualquier mente que pueda razonar un poco. No es posible. No nos cabe en la cabeza. Tiene que haber truco.
¿Hay truco?
4 de enero de 2019. Titular:
5 de enero de 2019. Titular:
4 de enero de 2019. Mediodía. Titular:
4 de enero de 2019. 20h. Titular:
Que no les queda vino. ¿Cómo daremos de comer a tanta gente? El ciento por uno.
¿Que les diré yo, si soy un pobre siervo? Si solo tenemos 5 panes y 2 peces.
Han conseguido más (mucho más, os lo aseguro) de 10 veces lo que les quitaron. Porque lo que se ve son los juguetes o las mantas, pero detrás hay corazones, como el de tantas personas que se han movido, que vuelven a creer y que saben que nada pasa por casualidad.
Aquí tenéis el vivo ejemplo de que donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia.
Han conseguido más (mucho más, os lo aseguro) de 10 veces lo que les quitaron. Porque lo que se ve son los juguetes o las mantas, pero detrás hay corazones, como el de tantas personas que se han movido, que vuelven a creer y que saben que nada pasa por casualidad.
Aquí tenéis el vivo ejemplo de que donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia.
Esto parece el final de una peli mítica de Navidad donde todos se juntan para hacer algo increíble y recuperar la esperanza en la humanidad. El verdadero sentido de la Navidad. Esto sí es venirse arriba.
Esto es hacer lío del bueno. El amor siempre es más fuerte.
Mientras haya Amor (en mínuscula y en mayúscula), los milagros seguirán existiendo.
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