Navidad, una fiesta peligrosa

Una noche de navidad hace 104 años unos soldados alemanes comenzaron a cantar Santa Noche desde su trinchera. Los soldados ingleses que estaban en la otra lado de la tierra de nadie se sumaron a cantarla en inglés. Empezaron a hablar de un lado a otro, y algunos salieron de la trinchera para ir hacia el otro lado. Se presentaron, se desearon feliz navidad, y regalarse cigarrillos y botellas de whisky. Enterraron conjuntamente los propios muertos, cantaron y comieron juntos y dicen que incluso jugaron un partido de fútbol.
El 25 de diciembre de 1914 fue la primera y única tregua de Navidad de la primera guerra mundial. Los generales de ambos ejércitos se enfadaron muchísimo. Encarcelaron a los impulsores de la iniciativa y decidieron a partir de entonces que mientras durase la guerra cada Navidad bombardearían con más intensidad la tierra de nadie. Así ningún soldado tendría la terrible idea de hacer una tregua de Navidad, y desear buenas fiestas a su enemigo. Esto era inadmisible.
Que no creían en la Navidad los generales? Claro que sí. Seguramente como cada año esa noche fueron a la misa del gallo, cenaron con toda su familia y también cantaron Santa Noche en la lumbre.
Pero aquella Navidad fue diferente. Aquellos generales asustaron mucho, porque vieron cómo puede ser peligroso celebrar el nacimiento de Jesús. Sería un desastre si nos acercásemos todos a adorar al Niño Jesús, y descubriéramos que en su portal cabe todo el mundo. Los que piensan como yo y los que no. Los que les gusta la misma música que a mí y los que escuchan la que no soporto. Quienes me caen super bien y los que no puedo aguantar. Esperamos pues que pase rápido la Navidad, no sea que nos siente mal y dejemos de tener enemigos. Sería terrible.



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