Belén en el altar

He aquí un trocito de pan blanco que al mirarlo con ternura se convierte en un bebé recién nacido.
He aquí una custodia que un vientre con un gran tesoro en su interior parece.
He aquí unas velas que con sus pequeñas llamas sugieren una cálida compañía.
He aquí unos maderos varnizados que anhelan ser un cobijo hecho de los leños más sencillos.
He aquí una adornada y vistosa capilla que no quiere ser otra cosa que el establo más remoto.
He aquí un Dios tan grande que ha bajado para suplicarme con sus ojos deseosos un abrazo.
He aquí yo deseando ser custodia, llama, cobijo y abrazo.

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