Toda la humanidad en una taza de café
Café con leche, muy muy corto, de máquina, con espuma y doble de azúcar. Que no queme y en taza, por favor. ¿Os habéis puesto a pensar alguna vez la de gente que hay detrás de vuestro café? Sí, detrás de ese café con leche que os ha servido la camarera que os ha dado los buenos días a pesar de tu cara de mala leche de acabado de despertar. Detrás de esa camarera está un visionario. Él, que decidió abrir la cafetería en este lugar estratégico. Esta cafetería donde te sirven el café en magníficas tazas de porcelana china que compró con ilusión el citado emprendedor al proveedor mayorista. Tazas que llevan una gran tecnología, un vaso con asa que alguien oriental, probablemente, e ingenioso inventó para no quemarse. Tazas de porcelana porque a un loco se le ocurrió meter barro a cocer. Y, ¿que hay de la cuchara (o cucharita)? Ya en el paleolítico estaban. ¿Lo pides que no queme tú también? Porque incluso a quien le gusta hirviendo puede pedirlo por esa máquina con va